“El mundo es un libro y aquellos que no viajan sólo leen una página”
– San Agustín
Nicolás y Carmen era gemelos. Desde pequeños su madre disfrutaba vistiéndolos con ropas a juego y crecieron como dos mitades de uno. No había foto de ellos en que no aparecieran juntos. De hecho Carmen lloró, cuando de pequeños, le tomaron fotos por separado para sus primeras cédulas de identidad.
A nadie que los conociera bien le parecía raro lo cercanos que eran este par de gemelos, aunque resultaba desconcertante para los desconocidos el ver lo difícil que resultaba separarlos. Al entrar en la escuela le fueron asignados a cursos diferentes, sin embargo y al igual que con la foto del carnet de identidad, Carmen lloró cuando se enteró y se negó a estar en un curso diferente. Su madre tuvo que intervenir y hablar con el director para que les permitiera estar juntos.
Lo que al principio parecía tierno y lógico para su madre, comenzaba a ser una molestia y le preocupaba lo dependiente que Carmen era de su hermano. Al año siguiente, su madre tomó una decisión y envió a Carmen a una escuela solo de chicas a pesar de sus protestas.
Nicolás comenzó a tener nuevos amigos en su escuela y hacer más vida social. Por otra parte Carmen decayó y se adentro en una fuerte depresión. Preocupada, su madre, la trajo de regreso pero las cosas ya no eran igual. A pesar de estar nuevamente con Nicolás y conocer a sus nuevos amigos, Carmen se volvió una chica solitaria y retraída.
Pasaba los días viendo televisión y leyendo cómics, las pocas veces que hablaba era para decir o comentar algo de sus series favoritas. De la que más hablaba era de "Avatar". Nicolás intentó por todos los medios ayudarla y sacarla de su aislamiento.
Sin embargo un mal día ella desapareció.
Una gran búsqueda comenzó, su madre no paraba de llorar y culparse por haberla llevado a esa situación.
Nicolás por su parte comenzó a investigar sobre su hermana. En su cuarto encontró un simple papel con unos garabatos.
"El libro de agua,
versátil en sus formas,
inconstante, a veces turbio.
Cuando es frío hiere.
Cuando es cálido cura."
Más abajo en letras pequeñas estaba escrito "vieja biblioteca".
Era media noche y Nicolás había llegado hasta el desgastado edificio que era nombrado "vieja biblioteca". El edificio estaba abandonado, hace tiempo había sido la biblioteca de la ciudad, pero después se construyó un nuevo y bonito edificio al que fueron trasladados todos los libros.
Nicolás recorrió los pasillos de la biblioteca, estaba oscuro y vació, estantes sin libros y llenos de telas de arañas. Llamó a su hermana por cada habitación en las que entraba. Cuando hubo recorrido todo, se dispuso a bajar al sótano. El lugar era un desorden de cajas y basura acumulada por años. Una pequeña luz llamó enseguida su atención. Al acercarse se dio cuenta de que era una linterna, una linterna que había estado encendida hasta casi agotarse la batería y apenas si iluminaba. Miró a su alrededor y encontró un viejo y raído baúl.
Frente a él habían tres libros botados descuidadamente en el suelo. Uno celeste y azul, uno verde y marrón y otro naranja y amarillo. Recogió el libro de tonalidad celeste y con sorpresa vio que en la portada estaba escita la frase que su hermana había escrito en la nota. Abrió el libro pero todas las páginas estaban en blanco.
Negó confundido y tomó el verde y marrón, este decía:
"El libro de tierra,
Sólido y vivo como ninguno.
Áspero como la arena o liso como el metal.
Fuerte y decidido protege.
Estoico ante la adversidad."
Este también estaba en blanco y lo dejó junto al otro. El amarillo y naranja citaba:
"El libro de aire,
Liviano como la brisa.
Suave y fresco.
Rápido y ágil.
Amable y libre."
Al igual que los otros, el libro estaba en blanco.
Nicolás miró dentro del baúl, aún quedaba un libro, uno rojo carmesí con bordes negros. Lo tomó dudoso y leyó su portada, la cual resplandecía diferente que los otros.
"El libro de fuego,
Voluntad desprende.
Caluroso como el fuego.
Quien la descubre se quema por dentro,
o si tiene decisión se enciende."
Al abrir el libro este no estaba en blanco, las páginas estaba llenas de símbolos y caracteres ilegibles, dibujos de dragones adornaban todo. En el centro del mismo un gran símbolo de una llama se iluminó.
Nicolás sintió como se encendía junto el libro, el calor era cada vez más insoportable. No podía acabar así, tenía que encontrar a su hermana, un tonto libro no le podía hacer daño. Cuando se dio cuenta de todo esto, el calor ardiente cambió y fue cálido, vivo y podía sentir el latir del fuego que emanaba del libro.
De pronto todo estalló en llamas multicolores.
Donde hace un segundo había estado Nicolás, solo quedó un remolino de humo.
El libro cayó al suelo junto a los demás, La escritura de su portada opaca como los demás y sus páginas en blanco y vacías.